jueves, 9 de agosto de 2012

de un orfanato a Dominos Pizza






Tom Monaghan fue un chico problema que creció en un orfanato y una correccional y nunca pudo terminar la preparatoria.

En 1960, todavía en la escuela, solicita un crédito por 900 dólares junto con su hermano James, para adquirir una pizzería llamada DomiNicks.

Tom hacía de todo en el negocio y cuando las cosas empezaron a ponerse mal, su hermano decide retirarse llevándose como pago el VW 1959 que servía para las entregas.

Estando el solo al frente del negocio, se vió forzado a dejar el colegio.

Poco tiempo después, se consigue un nuevo socio con experiencia en entregas a domicilio que le aporta 500 dólares. Logra abrir dos pizzerías más.

Mientras su socio se daba la buena vida, Tom trabajaba 100 horas a la semana, ganaba 500 dólares al mes y manejaba un viejo auto desvencijado.

Viene una primera etapa de expansión, pero a los dos años se disuelve su segunda sociedad teniendo que dar a su ex socio 20 mil dólares y quedándose con algunas de sus deudas.

Tom seguía trabajando a marchas forzadas para sacar adelante su pequeña cadena de establecimientos, cuando las deudas de su ex socio, le quitan todo lo que había hasta entonces realizado, 75 mil dólares.

Al siguiente año, más decidido a seguir adelante, logra liberarse totalmente de las deudas y genera 50 mil dólares más.

Poco después, le sobreviene el incendio y pérdida total de su pizzería principal. Pero Tom, como era de esperarse, continúa.

Para 1967, inicia su sistema de franquicias y en dos años ya tenía 12 pizzerías funcionando y 12 más estaban en construcción. En ese entonces, Tom ya había cumplido 8 años de trabajar de 16 a 18 horas diarias sin fines de semana ni vacaciones.

Durante 1969, la empresa enfrenta serios problemas financieros y con una deuda de millón y medio de dólares la cadena entra en quiebra.

El banco le apoya, pero en 1970 pierde el control de la empresa cediéndolo al banco y a un nuevo socio. Queda como director de la empresa pero sin poder tomar decisiones, con un sueldo mensual de 800 dólares y manejando un auto viejo y chocado en el que, por ahorrase unos dólares, dormía durante los viajes de trabajo.

En 1971, su tercera sociedad se disuelve. Su socio no le ve viabilidad al negocio y se retira quedando Tom nuevamente al mando. Es entonces cuando sus franquiciatarios lo demandan por un lío antimonopolio.

Tom, en medio de la desesperación, toma fuerza y se embarca en un proceso para endereza la compañía, mismo que le lleva 9 años.

A esta etapa se le yuxtapone otra de 5 años de una terrible batalla legal por cuestiones de invasión de marca. Finalmente gana el caso.

Le sobreviene entonces una fuerte competencia por la popularización mundial de las pizzerías. Como respuesta para desmarcarse de los demás, establece el concepto de entrega a domicilio en 30 minutos.

Al fin, para 1983, el trabajo esta hecho, Tom controla casi el 100% de las acciones de la empresa y cuenta con 1100 sucursales.

El crecimiento exponencial de la corporación fundada por Tom sigue en los años siguientes, hasta que en 1998, habiendo sido dueño de los Tigres de Detroit de baseball de ligas mayores y contando con 6250 locales, Monaghan decide vender el sueño de su vida por nada menos que 1000 millones de dólares.

Actualmente, después de 50 años de su muy incierto nacimiento, Domino´s Pizza, genera unos 2000 millones de dólares al año con 80 mil establecimientos en todo el mundo y Tom Monaghan, convertido en el proceso al catolicismo, actualmente se dedica de lleno a obras inmobiliarias, filantrópicas y educativas en la Florida.

Nada mal para un chico criado en un orfanato, que ingresó alguna vez a la correccional y que no llegó a terminar la preparatoria.

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