miércoles, 29 de mayo de 2013

El hombre domesticado



El hombre domesticado


Don Miguel afirma que los seres humanos estamos “domesticados”. Conforme vamos creciendo, fingimos ser lo que no somos con el único fin de “encajar” en el perfil que de nosotros se espera. Terminamos siendo alguien que no queremos ser. Llegado un momento de la vida, la domesticación es tan poderosa, que ya no necesitamos a nadie que nos domestique. Somos un ser auto-domesticado.
El libro de Don Miguel Ruíz Los Cuatro Acuerdos, centra su teoría de las enseñanzas toltecas, las de sus antepasados, de manera sencilla e inteligible. Siguiendo sus cuatro principios  podemos ser nosotros mismos, lograr nuestra propia verdad, volver a ser dueños de nuestras decisiones. “Debemos escuchar a nuestro corazón, pensar positivo y debemos
aprender a escuchar a los demás sin enjuiciar”, afirma Don José Ruíz, que desde hace casi una década complementa a su padre en las enseñanzas toltecas. “Si yo no me juzgo nadie me juzga”, comenta. Don Miguel Ruíz, el papá, aprendió desde diño con su madre y su abuelo
que “todo es posible y no es tan difícil de conseguir como la gente se piensa. Con sentido común la vida es sencilla. Las personas la complican”.
Todo comenzó cuando Don Miguel Ruíz, después de años ejerciendo como doctor se dio cuenta que la gente era adicta al sufrimiento: “Si no sufrían no estaban contentos. Su vida estaba llena de mentiras, supersticiones. Decidí poner en palabras lo que mi mamá y mi abuelo me transmitieron”. Y así nacieron los Cuatro Acuerdos, ahora complementados con El Quinto Acuerdo y otras obras como La Maestría del Amor. Hay que refrenar emociones, que no es lo mismo que reprimirse.
Como dice el Dr. Ruíz, y perdonar; una gran virtud, la mejor prueba de amor que puede
existir. “Sabrás que has perdonado a alguien cuando lo veas y ya no sientas ninguna reacción emocional. Oirás su nombre y no tendrás ninguna reacción emocional. Cuando alguien te
toque la herida y ya no sientas dolor, entonces sabrás que has perdonado”. Si centramos nuestra atención en lo que deseamos cambiar y tomamos acción, llegaremos a nuestra meta. Convirtiéndonos otra vez en niños, volviéndonos salvajes de nuevo, viviendo el hoy como si el mañana no existiese.
Ser impecable con la palabra, no dañar a nadie con ella. La palabra es como un hechizo y debe utilizarse para el bien no para el mal. Nunca hablar mal de los demás ni hacer caso de rumores y habladurías.

• No tomarse nada personalmente. Si alguien te insulta o te hiere, no tiene nada que ver contigo. Yo soy simplemente la excusa, la víctima de tus miedos, la diana de tus dudas. Cualquier cosa que expreses contra mí, es un reflejo de tus problemas e incertidumbres, no de los míos. Así, no tengo porque responder mal. Lo que digas no va conmigo.

• No hacer suposiciones es la tercera regla de Don Miguel Ruíz. Creemos que lo que suponemos es cierto. Sólo vemos lo que queremos ver y oímos lo que queremos oír. Necesitamos justificarlo, explicarlo y comprenderlo todo para sentirnos seguros.

• Haz siempre lo máximo que puedas. Si nos gusta lo que hacemos y si siempre hacemos lo máximo que podemos, disfrutaremos realmente de nuestra vida, afirma Don Miguel Ruíz. Esta acción consiste en vivir con plenitud. La inacción es la forma de negar la vida, sentándose frente al televisor durante años por miedo a vivir la vida. Ser, arriesgarnos a vivir y disfrutar de nuestra vida es lo único que importa.

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